Pasaje: Lucas
2:21-38
Título: Presentación de Jesús en el templo.
Título: Presentación de Jesús en el templo.
Los pastores habían visitado
a Jesús en la ciudad de Belén, la misma noche del día que nació,los pastores se fueron, después de
anunciar a María y a José, lo que los ángeles le habían dicho acerca del niño Jesús.
Después del parto, la mujer
debía quedar en reposo siete días. Y al
octavo día se debía circuncidar al recién nacido. Se habían cumplido los ocho
días del nacimiento de Jesús, y lo circuncidaron, estaba establecido en la ley de Moisés, que a
los ocho días del nacimiento de un bebe, este debía ser circuncidado. La
circuncisión era una operación en la que se cortaba el prepucio del pene del
bebe. El prepucio es la piel que recubre el grande del pene. La circuncisión
fue el rito ordenado por Dios como señal del pacto hecho con Abraham y su
descendencia, y también el sello de la justicia de su fe. Todos los varones de
la casa de Abraham debían ser circuncidados, y después cada varón de su
descendía, al octavo día de su nacimiento. La circuncisión significaba la
consagración de un pueblo a Dios separándose del mundo. Al circuncidar a Jesús,
sus padres lo estaban consagrando y dedicando a Dios.
Al octavo día, también le
pusieron al bebe por nombre Jesús, como le había sido puesto por el ángel, antes
de que fuese concebido en el vientre de su madre. También, la mujer debía
esperar cuarenta días de purificación, después del parto. Por lo que desde su
nacimiento, Jesús y su familia habían permanecido en Belén, pero, después de
cumplido los cuarenta días, descendieron a Jerusalén, para presentar al niño
Jesús delante de Dios en el templo como estaba establecido en la ley de Moisés
que todo niño varón que abriera la matriz será llamado santo al Señor. Se debía ofrecer conforme a la ley del Señor
un par de tórtolas o palominos.
Estando en Jerusalén,
conocieron un hombre llamado Simeón, y este era un hombre justo y piadoso,
esperaba la consolación de Israel, y el espíritu Santo estaba sobre él. Y le
había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que
viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando
los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al
rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,
Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has
preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los
gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.”
Y José y su madre estaban
maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su
madre María: “He aquí, éste está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será
contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados
los pensamientos de muchos corazones.”
Simeón inspirado por el
Espíritu Santo, profetizó, que Jesús era el salvador prometido no solo para
Israel, Sino, también para todos los pueblos del mundo, profetizó la muerte de Jesús, cuando le dijo a María,
que el dolor que ella iba a experimentar a causa de su muerte, era como si una
espada atravesara su misma alma.
Estaba también allí Ana,
profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues
había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía
ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día
con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a
Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Esto
nos enseña acerca de Jesús:
·
Que Jesús es el salvador de Israel y de todos
los pueblos.
·
Que Jesús es la Luz de Dios.
·
Que Jesús nació para sufrir y morir por
nosotros y resucitar al tercer día para que vivíamos con él, por él y para él.
Para
reflexionar y meditar:
·
¿Sientes que estas consagrando tu vida a
Dios? ¿Por qué si? ¿Por qué no? ¿Qué esperaras para hacerlo? ¿Estarías
dispuesto a sufrir por el evangelio?
·
¿Estas sirviendo al Señor continuamente de
día y de noche con ayunos y oraciones como lo hacía Ana la profetiza?
¿Comprendes que ahora tu vida le pertenece a Dios y que debes vivir por él y
para él?
·
¿Le hablas a otros acerca de Jesús tu
salvador como lo hizo Ana, la profetiza?
¿Qué le ha parecido el tema?
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