jueves, 20 de febrero de 2020

Presentación de Jesús en el templo.


Pasaje: Lucas 2:21-38
Título: Presentación de Jesús en el templo.

Los pastores habían visitado a Jesús en la ciudad de Belén, la misma noche del día que nació,los pastores se fueron, después de anunciar a María y a José, lo que los ángeles le habían dicho acerca del niño Jesús.

Después del parto, la mujer debía quedar en reposo siete días.  Y al octavo día se debía circuncidar al recién nacido. Se habían cumplido los ocho días del nacimiento de Jesús, y lo circuncidaron,  estaba establecido en la ley de Moisés, que a los ocho días del nacimiento de un bebe, este debía ser circuncidado. La circuncisión era una operación en la que se cortaba el prepucio del pene del bebe. El prepucio es la piel que recubre el grande del pene. La circuncisión fue el rito ordenado por Dios como señal del pacto hecho con Abraham y su descendencia, y también el sello de la justicia de su fe. Todos los varones de la casa de Abraham debían ser circuncidados, y después cada varón de su descendía, al octavo día de su nacimiento. La circuncisión significaba la consagración de un pueblo a Dios separándose del mundo. Al circuncidar a Jesús, sus padres lo estaban consagrando y dedicando a Dios.

Al octavo día, también le pusieron al bebe por nombre Jesús, como le había sido puesto por el ángel, antes de que fuese concebido en el vientre de su madre. También, la mujer debía esperar cuarenta días de purificación, después del parto. Por lo que desde su nacimiento, Jesús y su familia habían permanecido en Belén, pero, después de cumplido los cuarenta días, descendieron a Jerusalén, para presentar al niño Jesús delante de Dios en el templo como estaba establecido en la ley de Moisés que todo niño varón que abriera la matriz será llamado santo al Señor.  Se debía ofrecer conforme a la ley del Señor un par de tórtolas o palominos.



Estando en Jerusalén, conocieron un hombre llamado Simeón, y este era un hombre justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.” 

Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.”

Simeón inspirado por el Espíritu Santo, profetizó, que Jesús era el salvador prometido no solo para Israel, Sino, también para todos los pueblos del mundo, profetizó  la muerte de Jesús, cuando le dijo a María, que el dolor que ella iba a experimentar a causa de su muerte, era como si una espada atravesara su misma alma.

Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

Esto nos enseña acerca de Jesús:
·         Que Jesús es el salvador de Israel y de todos los pueblos.
·         Que Jesús es la Luz de Dios.
·         Que Jesús nació para sufrir y morir por nosotros y resucitar al tercer día para que vivíamos con él, por él y para él.

Para reflexionar y meditar:
·         ¿Sientes que estas consagrando tu vida a Dios? ¿Por qué si? ¿Por qué no? ¿Qué esperaras para hacerlo? ¿Estarías dispuesto a sufrir por el evangelio?
·         ¿Estas sirviendo al Señor continuamente de día y de noche con ayunos y oraciones como lo hacía Ana la profetiza? ¿Comprendes que ahora tu vida le pertenece a Dios y que debes vivir por él y para él?
·         ¿Le hablas a otros acerca de Jesús tu salvador como lo hizo Ana, la profetiza?

1 comentario: