¿Cómo subir al cielo?
¿Quieres saber cómo llegar al cielo? En este estudio, se revelará un gran misterio, donde
descubrirás cómo alcanzar el cielo.
Desde la antigüedad, el ser humano ha soñado y ha
intentado alcanzar el cielo. Este anhelo en el hombre, lo encontramos en
diferentes civilizaciones a lo largo de la historia, hasta nuestros días.
El ser humano, está diseñado para vivir en la tierra, sin
embargo, por alguna razón, en su corazón, está el anhelo de ir por algo más, el
deseo de transcender, de escalar, de subir de nivel y en parte, éstas pueden
ser algunas de las motivaciones para no querer conformarse con su morada actual
que es la tierra y querer alcanzar algo superior. Sean cuales sean las
motivaciones para subir al cielo, debemos destacar que entre ellas encontramos
buenas y malas motivaciones, veamos:
En Génesis, se narra, que antiguamente, todos los pobladores de la
tierra compartían una sola lengua en común, lo que les permitía poder
comunicarse y coordinarse para emprender grandes proyectos. También,
encontramos el relato de un hombre que llevaba por nombre Nimrod; éste fue el
primer poderoso de la tierra. Su reino comenzó en Babel, tierra de Sinar.
Curiosamente, fue en este mismo lugar donde, posiblemente, bajo la dirección de
Nimrod, los antiguos pobladores de la tierra acordaron entre ellos edificar una ciudad y una torre cuya
cúspide llegara al cielo.
¿Por qué quería el ser humano edificar una ciudad y una
torre que llegara al cielo? ¿Qué pretendía alcanzar? ¿Cuáles
eran sus motivaciones? En este caso, lo que había detrás de esta tarea era:
soberbia, orgullo, obstinación, un deseo por dominar; no solo la tierra sino
también en los cielos. Era el deseo de Satanás implantado en el corazón del
hombre, por dominar sobre los cielos. Tanto era su obstinación, que Dios tuvo,
que detenerlos confundiendo sus lenguas para que no pudieran seguir
comunicándose y coordinándose para la tarea que habían emprendido, porque
estaban decididos a realizarla y no parar hasta conseguirlo; de esta manera, Dios los detuvo y los
esparció. Pero, en la misma medida que el ser humano fue esparcido, así mismo,
mantuvo su deseo por alcanzar el cielo.
Desde entonces, se han realizado esfuerzos
para alcanzar el cielo. La historia, probablemente todos la conocen, y se sabe,
que hoy en día el ser humano, ha construido paracaídas, globos aerostáticos, zepelines, helicópteros y aviones, que representa un gran
progreso y una gran solución a las limitaciones de transporte a gran escala y a
grandes distancias en poco tiempo.
Sin embargo, el deseo del ser humano, por alcanzar las alturas no se
queda allí; ya que hoy en día, el hombre está construyendo naves espaciales y
satélites, en un esfuerzo por alcanzar alturas que transciendan el cielo visible
al ojo humano, hasta el espacio exterior. Y todo parece indicar, que llegar al
espacio exterior no es su meta final, sino transcender los límites del espacio
e ir más allá. ¿Para encontrar qué? ¿Para buscar qué? o ¿alcanzar a quién?
Lo cierto es, que se sabe, que la morada de Dios está en
los cielos, y ya sea consciente o inconscientemente, todos los seres humanos,
necesitan habitar en la presencia de Dios; de allí, su necesidad de buscar a
Dios donde quiera que se encuentre. Algunos buscan a Dios con una actitud
humilde, y otros lo buscan con soberbia y orgullo; para bien o para mal, todos
tienen el deseo de alcanzar el cielo.
Ahora conocerás, la historia de alguien que vivió en la
tierra hace dos mil años, y que reveló a sus discípulos el misterio de cómo
subir al cielo, y alcanzar a Dios. Ésta es la historia de Jesús. Veamos:
Cerca del rio Jordán, había un hombre llamado Juan el
Bautista, quien tenía muchos seguidores; éste daba testimonio de que Jesús era
el Cordero de Dios y el Hijo de Dios. Dos de los seguidores de Juan, le
escucharon dar testimonio acerca de Jesús, y decidieron comenzar a seguir a
Jesús para ser sus discípulos. Uno de estos discípulos era Andrés, y el otro
era Juan el discípulo amado. Luego Andrés, trajo a su hermano Simón Pedro. Y
estos fueron los primeros tres discípulos de Jesús.
“El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Y
Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro”. (Juan 1:43-44).
Debemos notar, que el primer encuentro de Jesús con
Andrés y Juan, se dio porque ellos escucharon a Juan el Bautista hablar acerca
de Jesús. También observamos, que el encuentro de Jesús con Pedro, se dio
porque Andrés le habló a su hermano acerca de Jesús. Pero, en el encuentro de
Jesús con Felipe, Jesús es quien encontró y llamo directamente a Felipe. De esta forma, aprendemos que
Dios tiene muchas formas diferentes para encontrarse con los llamados.
Podemos resaltar, que los discípulos también tenían algún
tipo de afinidad: Andrés y Pedro eran hermanos, éstos dos eran pescadores al
igual que Juan, y Felipe era de la misma
ciudad que Andrés y Pedro. Jesús consideró todos estos aspectos al momento
de escoger a sus discípulos.
Continuemos:
“Felipe halló a
Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley,
así como los profetas: a Jesús, el hijo de José de Nazaret. Natanael
le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.” (Juan 1:45-46).
Después que Felipe encontró a Natanael, le dijo que
habían encontrado al Mesías, prometido por Dios, y declaró que este Jesús era el
Mesías. Y vemos que la respuesta de Felipe parece hasta un poco sarcástica “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”. ¿Por
qué dijo esto Felipe?
Para entenderlo, necesitamos entender el contexto de
Felipe y Natanael. Ambos se destacan por ser conocedores de las escrituras, conocían
muy bien la ley y los profetas.
Conocían las profecías acerca del Mesías, y Natanael
sabía que en el Antiguo Testamento no se menciona ni una sola vez el pueblo de
Nazaret. Por lo cual, se muestra escéptico al escuchar que Jesús de Nazaret era
el Mesías. Se piensa además, que Nazaret era un pueblo muy pequeño, recién surgido, y de muy poca relevancia
profética para los judíos. Esto le da sentido a la pregunta de Natanael. Jesús
se crió y pasó la mayor parte de su vida en Nazaret, por lo cual era conocido
como Jesús de Nazaret. Pero los discípulos hasta ese momento no conocían a
Jesús. No sabían que realmente él había nacido en Belén, de donde se había
profetizado que nacería el Mesías.
Natanael no podía creer que el Mesías fuera de Nazaret, y
Felipe no podría demostrárselo con las Escrituras. Entonces, ¿Cómo le demuestra Felipe a Natanael que
Jesús es el Mesías?: Con una invitación, “ven y ve”, conócelo tú mismo y convéncete. Felipe, siguió a Jesús
tan pronto Él le dijo: “Sígueme”. En
cambio, a Natanael le cuesta creer que Jesús era el Mesías. Esto nos enseña,
que encontraremos personas que necesitan más que palabras para creer en Jesús, a
esas personas podemos decirles: “ven y ve”, conócelo tú mismo. Compruébalo.
Felipe invitó a Natanael y le dijo: “Ven y ve”. Y eso hizo
Natanael. Fue con Felipe donde se encontraba Jesús, para comprobar que Jesús
era el Mesías.
Cuando Jesús vio a Natanael
que se le acercaba, dijo de él: “He aquí
un verdadero israelita, en quien no hay engaño”. Le dijo Natanael: “¿De
dónde me conoces?” Respondió Jesús y le dijo: “Antes que Felipe te llamara,
cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. (Juan 1:47-48)
¿Qué significan
estas palabras de Jesús “He aquí un verdadero Israelita en quien no hay
engaño”?
Jesús estaba afirmando que Natanael era un verdadero israelita.
Esto nos lleva a preguntarnos entonces: ¿Existían
israelitas que no eran verdaderos? Así es, el Apóstol Pablo afirmó que no se le llama judío a quienes vemos en su
exterior, sino que los verdaderos judíos son aquellos que lo son en su interior, de corazón, en
espíritu, que su alabanza proviene de Dios. (Rom. 2:28-29) Y esto estaba
afirmando Jesús acerca de Natanael, que él
era un israelita verdadero. Además, Jesús afirma que en Natanael, no había
engaño, esto quiere decir, que era un hombre realmente sincero y genuino.
A lo que Natanael responde: “¿De dónde me conoces?”. Jesús y Natanael nunca se habían visto,
ni compartido. Para poder hacer estas afirmaciones sobre una persona, se
necesita haber compartido con ella y
conocerla bien. ¿Cómo Jesús sabía
todo esto acerca de Natanael? Esta era la pregunta de Natanael, a lo que
Jesús responde: “Antes que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.
Respondió Natanael y le
dijo: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios;
tú eres el Rey de Israel”. Respondió
Jesús y le dijo: “¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás”. (Juan 1:49-50).
¿Qué fue lo que más
impacto a Natanael? Natanael
quedó impactado! Jesús no sólo sabía la vida de Natanael y lo que había en su
corazón, sino que sabía algo, que nadie más sabia, sino solo él. No había otra
explicación para que alguien pudiera saber lo que Natanael estaba haciendo
debajo de la higuera, si él estaba solo. Fue cuando Natanael comprendió que el
único que podía verlo era Dios mismo, y si Jesús lo vio sin estar físicamente
allí, esto le indicaba que su amigo Felipe reconoció en Jesús las cualidades
divinas. Lo que lo llevó a expresar: “Rabí,
tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”.
Respondió Jesús y le
dijo: “¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás”. (Juan
1: 50).
Lo que Jesús hizo fue algo imposible para cualquier ser
humano, lo que Jesús hizo fue sobre natural, Jesús reveló toda la vida de
Natanael, su corazón, sus pensamientos, sus motivaciones, sus acciones. ¿Acaso puede haber algo más sorprendente que
esto? Jesús declara: “Cosas mayores
que estas veras”.
¿Qué? ¿Cosas mayores que estas? ¿Qué podría ser mayor que
esto? Jesús nos da la respuesta en el siguiente versículo:
Y le dijo: “De cierto,
de cierto os digo: De aquí en adelante veréis
el cielo abierto, y a los ángeles de
Dios que suben y descienden sobre
el Hijo del Hombre”. (Juan 1:51).
¿Qué significa este misterio tan grande
que revela Jesús a sus discípulos? Para ello, debemos entender que Jesús está
revelando un misterio del pasado. Veamos:
“Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra,
y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían
y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de
ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios
de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia”.
(Génesis 28:12-13).
¿Qué relación hay entre este
sueño de Jacob y las declaraciones de Jesús?
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¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que comunica la tierra con el
cielo.
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¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que nos conecta con Dios.
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¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que abre un portal en la tierra
hacia el cielo.
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¡JESÚS ES LA ESCALERA! Por donde los ángeles suben y
bajan.
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¡JESÚS ES LA ESCALERA! A las bendiciones de los
cielos.
Si has llegado hasta aquí,
déjame decirte que no tienes idea de las dimensiones espirituales de esta
revelación de Dios por medio de la persona de Jesús. Esto es parte de las cosas
mayores que verán aquellos que toman su cruz, se niegan a sí mismo, y
siguen a Jesús como verdaderos discípulos. Voy a compartirte solo lo que las palabras me
permiten expresar, porque esta revelación para comprenderla hay que vivirla.
El ser humano no puede llegar a Dios, primero
por el pecado, y segundo porque hay una separación abismal tanto física como
espiritual. El ser humano se encuentra limitado en la tierra; hay tres cielos
que lo separan de la manifestación gloriosa de
la presencia de nuestro Dios Altísimo en los cielos, el primer cielo que
es el cielo visible, el segundo cielo que es el espacio exterior, y el tercer
cielo que es donde moran Dios y sus ángeles. Esta dimensión es inaccesible para
los seres humanos.
Pero a través de Jesús La
Escalera, cuando un hijo de Dios ora, adora en Espíritu y en Verdad y busca a
Dios de todo corazón en intimidad, en el espíritu es llevado a la presencia de
Dios en los cielos, pasa por los atrios, entra en el templo, hasta llegar al
lugar Santísimo de la presencia de Dios en los cielos. Y cuando esto ocurre, a
través de Jesús por fe nos conectamos con Dios, se abren las ventanas de los
cielos, las bendiciones de los cielos son derramadas a través de Jesús y los
ángeles de Dios bajan y suben para traernos bendición de Dios. Jesús reveló al
corazón de Natanael, así como también puede revelarlo al tuyo, pero lo que es MUCHO
MÁS IMPORTANTE: JESÚS ESTÁ REVELANDO EL CORAZON DE DIOS.
Natanael reconoció a Jesús como
su Maestro, reconoció que Jesús es el
Hijo de Dios y que Jesús es el Rey de Israel. Esta es la segunda ocasión, en la
que un discípulo declara que Jesús es el hijo de Dios, después de Juan el Bautista.
Por último, Felipe y Natanael, eran brillantes, pero no
habían sido reconocidos por un maestro de la ley para recibirlos como
discípulos. Así que, no tenían muchas oportunidades de crecimiento. Pero, Jesús
se fijó en ellos, y les dio la oportunidad de ser parte de sus discípulos. Jesús
le dio propósito a sus vidas. Así como se lo puede dar a la tuya si hoy crees en Jesús como el Hijo de Dios, y lo recibes
como tu Señor y Salvador. Y decides seguirle como un verdadero Discípulo.
Hoy Jesús te dice: “SIGUEME Y COSAS MAYORES QUE ESTAS VERAS”
¿Qué harás?
Un discípulo de Jesús, que se llama José Gilberto Lozano
Rangel comprendió este misterio y compuso una canción que se titula: “Hay que
subir al cielo”, la cual te recomiendo que escuches en este momento a
continuación:
Esto nos enseña acerca
de Jesús:
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Que Jesús es el Hijo de Dios.
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Que Jesús es el Rey de Israel.
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Que Jesús es La Escalera.
Para reflexionar y
meditar:
·
¿He creído y recibido a Jesús como tu Señor y Salvador personal?
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¿Cómo debe ser mi comportamiento ahora que entiendo que Jesús me conoce
y lo sabe todo de mí?
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¿Estoy siguiendo a Jesús? ¿Soy un verdadero discípulo de Jesús?
·
¿Estoy teniendo una relación íntima con Dios a través de Jesús?
Promesas de Dios: Una vez que conozcamos a Dios y
comprendamos sus palabras, Él nos sorprenderá mostrándonos cosas mayores (Juan
1:49). Y si clamamos a Él, también nos enseñará cosas grandes y ocultas que no
conocemos (Jeremías 33:3). Y como está escrito: “Cosas que
ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las
que Dios ha preparado para los que le aman”. (1 Corintios 2:9).
Si has recibido y has
creído en Jesús como el Señor y Salvador de tu vida, a continuación te
compartiré algunos consejos y recomendaciones para subir al cielo y tener un
encuentro íntimo con Dios en el siguiente vídeo:
Si después de leer este
estudio, y si has tenido un tiempo en la presencia de Dios en Adoración, por
favor cuéntanos tu experiencia en los comentarios.
Dios te continúes iluminando, mi querido hijo.
ResponderBorrarGracias mamá.
BorrarAmen. Dios te bendiga
ResponderBorrarGracias Joseymi, muchas gracias por acompañarnos, saludos hasta República Dominicana. Abrazos.
BorrarExcelente estudio,Gloria a Dios mi Hermano
ResponderBorrarQue bueno, espero, haya sido de bendición para su vida.
BorrarWAO, es de mucha bendición 🙌🏼
ResponderBorrarGloria a Dios Eli. ¿Qué tal tu experiencia con Dios?
BorrarGloria a Dios Juanpa. Siempre aprendemos algo nuevo en la Palabra de Dios es por eso que es viva y eficaz.
ResponderBorrarMe ha confirmado el llamado a compartir la palabra de Dios y mostrarles que solo en Jesucristo hay vida eterna. Gloria a Dios por tu vida y cuenta con mis oraciones Juanpa
Muchas gracias Licci por tus palabras, oraciones y buenos deseos, Dios te siga bendiciendo, la verdad agradecería mucho que me lleves en tus oraciones, Dios te bendiga. Abrazos.
BorrarMuy interesante estudio y muy edificante, Dios te continue bendiciendo y dandote sabiduría para que puedas guiar a otros al camino del Señor y ser de bendición para cada vida.
ResponderBorrarMuchas gracias por tomarse el tiempo de leerlo y comentarlo, la verdad es algo que aprecio mucho, porque me ayuda a saber que realmente este esfuerzo que hacemos esta teniendo resultados, y nos anima a seguir esforzándonos... Agradecemos sus oraciones. Dios le bendiga!
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