lunes, 22 de junio de 2020

Las bodas de Caná.

Pasaje: Juan 2:1-12.
Título: Las bodas de Caná.

¿Cómo es tu relación con Dios? ¿Cómo concibes a Jesús en tu mente? En el estudio de hoy, tendrás una cosmovisión diferente acerca de quien fue Jesús como persona, te invito a que me acompañes en esta gran aventura en la que seguimos los pasos de Jesús.



Hasta ahora hemos visto, que como todo Rey, Jesús tenía un heraldo que era Juan el Bautista. Jesús había sido ungido por el Espíritu Santo al momento de su bautismo, había superado la prueba que lo calificaba digno de la realeza al vencer a Satanás en el desierto, Jesús tenía un grupo de seguidores a quienes estaba preparando para establecer su reino celestial en la tierra, y ahora veremos la primera señal que acredita a Jesús como Rey legítimo, es decir, su primer milagro al comienzo del ministerio, y de su identidad como persona.

“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.” (Juan 2:1).

Debemos notar, que en esta boda, María la madre de Jesús, estaba allí, antes que Jesús, porque él se encontraba escogiendo a sus primeros discípulos. Ahora bien, si queremos comprender a profundidad la enseñanza detrás de este pasaje, necesitamos preguntarnos ¿cómo eran las bodas en tiempos de Jesús? Esto nos ayudará a viajar en el tiempo e introducirnos en el momento.

La boda era un acontecimiento gozoso, celebrado con música, banquete, vino, y bromas. Sabiendo que Jesús fue invitado con sus discípulos a este evento, no creerás que Jesús estaba en una esquina como un niño regañado, lo más probable es que Jesús estuviera gozoso, celebrando con la música, disfrutando del banquete y del vino, ¿Y por qué no? haciendo una que otras bromas. Este era Jesús, quien compartía y conectaba con la gente. Quizás te sea difícil concebir en tu mente a un Jesús tan personal, y cercano, pero, este era Jesús, y si hoy lo conoces, tu también puedes celebrar con Él.


En las bodas judías, antes del gran evento, la novia se bañaba, se vestía de ropas blancas, adornadas frecuentemente con preciosos bordados, se cubría de joyas, se ceñía la cintura con un cinturón nupcial y se velaba.

Por otro lado, el novio ataviado con sus mejores ropajes, y con una corona en su cabeza, salía de su casa con sus amigos, dirigiéndose al son de la música y canciones a la casa de los padres de la novia; el casado invitaba a todos a la casa, o a la casa de su padre, en medio de cánticos de música y danzas y lo acompañaban los jóvenes. Se servía un banquete y el esposo o los padres de la novia hacían los agasajos. La novia aparecía por primera vez al lado de su esposo y al caer la noche, los padres de la novia acompañaban a su hija hasta la cámara nupcial, y el esposo acudía acompañado de sus amigos o de los padres de su mujer. Estando solos en la cámara nupcial, allí tenían intimidad.

Pero la boda no terminaba allí; la fiesta se reanudaba al día siguiente y los festejos duraban una o dos semanas. En una boda, todos tenían que celebrar, así que pueden imaginarse a Jesús con sus discípulos sacando un tiempo para celebrar al comienzo de su Ministerio, celebrando, compartiendo, comiendo, danzando y bromeando. ¿Te habías imaginado a Jesús de esta manera? Así de genuino y cercano puede ser Jesús para ti hoy si le conoces personalmente.


Ahora bien, puede que en este momento estés en shock porque esto no cuadra con la forma en la que tradicionalmente concebimos a Jesús en nuestra mente y te estés preguntando ¿Qué tiene de espiritual este momento? Bueno, debes seguir leyendo para descubrirlo.

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. (Juan 2:3-4).

¿Qué significan estas palabras de Jesús? Recordemos, que las bodas duraban una o dos semanas, y al parecer después de varios días, el vino se les acabó, y María, la madre de Jesús, quien estaba en la boda antes que Jesús y quien tal vez era una de las que estaba sirviendo fue y le dijo: “No tienen vino”, a lo que Jesús responde: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.  Si te es difícil comprender esta respuesta de Jesús te la explico en un lenguaje sencillo: lo que Jesús estaba diciendo era: “Madre, ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Aún no ha llegado el momento en que yo muestre quien soy”.

Recuerden, que parte de la misión de Jesús era establecer el Reino de los cielos en la tierra, pero, este reino debía ser establecido, según los estatutos, principios y valores del Reino de los cielos y eso requería tiempo. Jesús no podía demostrar completamente quién era él con muchos milagros, porque entonces la gente no iba a conocerlo como persona, de forma relacional y genuina, sino, que lo buscarían solo por interés para que solucionara sus problemas, y es por esta razón, que al comienzo de su Ministerio, Jesús no hizo muchos milagros, ya que él estaba más interesado en que sus discípulos lo conocieran como persona, como el Jesús que se relaciona, que conecta y comparte con la gente, el que ama, que es genuino, que celebra, que se goza, que canta, que danza, que come y bebe, que vieran a Dios hecho hombre.

“Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros”. (Juan 2:5-6).


Al parecer, después de una conversación entre Jesús y su madre, Jesús decidió revelarle que iba a realizar su primer milagro en ese momento, por lo cual ella le dijo a los que servían: “Haced todo lo que os dijere”.

Ahora bien, ¿Qué eran estas tinajas de piedra para agua, para el rito de la purificación de los judíos?

Los judíos eran muy cuidadosos en cuanto a su purificación, estaba escrito en la ley, que las personas quedaban impuras después de haber tenido relaciones sexuales por causa de sus fluidos, y para poder purificarse debían lavar sus cuerpos, sus vestidos, y todo lo que tocasen. Debían hacerlo con abundante agua para purificarse de “su inmundicia”.  Una vez la persona hiciera este rito, quedaba impura solo hasta la noche de ese día. En esto consistía el rito de la purificación de los judíos; en lavarse con agua para limpiarse de “su inmundicia”.


El pasaje relata, que había seis tinajas de piedra para el agua, Pero estaban vacías, porque el agua ya había sido utilizada en la boda para la purificación. Suponiendo que se usó una tinaja por día para la purificación, después de seis días, las tinajas debían estar vacías, y tal como dijo el maestresala al referirse que habían dejado el mejor vino para el final, podemos suponer que el milagro se hizo entre el sexto o el séptimo día. 

Jesús les dijo: “Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora”.

Ahora bien, Jesús pudo haber hecho cualquier otro milagro para que sus discípulos entendieran que él era el hijo de Dios, pero, ¿Por qué este milagro y no otro? ¿Qué enseñanza hay detrás de este milagro?


Debemos notar que inicialmente la función de las tinajas solo era servir de recipiente para el agua que se usaría para la purificación, Jesús, pudo haber utilizado otro recipientes pero, decide utilizar las tinajas de agua con un propósito  y manda a llenar de agua las tinajas, y convierte el agua en vino. De esta manera, Jesús cambia la función de las tinajas que eran recipiente de agua que solo  servía para limpiar la superficie del cuerpo, y transforma la función de las tinajas y la naturaleza del agua en vino, un líquido que no se usa en el exterior del cuerpo, sino que entra al interior de las personas, trayendo alegría y gozo al corazón de los hombres, esto constituye una enseñanza profunda acerca de Jesús, que veremos a continuación:


Las personas en la boda representan al mundo que necesita ser purificado, y que a la misma vez, necesitan ser llenadas con el vino espiritual que trae gozo a sus vidas. El agua representa a Jesús que nos purifica de nuestros pecados, y a la misma vez, también el Mejor Vino representa a Jesús,  quien ha sido  reservado para nosotros, quien como vino viene a morar en el interior de nuestros corazones, dándole sentido a nuestras vidas y trayéndonos gozo, alegría y felicidad. 

Esto significa, que para ser limpio, debo purificarme en el Nombre de Jesús cada día pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados, y si queremos a Jesús en nuestras vidas, debemos tomarle como el vino, para que viva en nuestros corazones y tengamos una vida abundante en Él. Ahora debemos pensar en todo aquello que nos hace impuros e inmundos, y lavarnos de nuestra maldad, pidiendo a Dios por fe que nos purifique con la sangre de Jesús derramada en la cruz para perdón de nuestros pecados y more Jesús en nuestros corazones, pidiendo también que nos dé fe para creer y confiar que nuestros pecados han sido borrados. Lo siguiente es pedirle que por su perdón y su Espíritu Santo en nuestras vidas traiga gozo, olvidando y dejando atrás el pecado que nos acusaba y no nos dejaba vivir en paz con Dios. Ha venido ya,  la hora en la que Jesús será glorificado”.


Este principio de señales hizo Jesús
en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días. (Juan 2:5-6).

Esto nos enseña acerca de Jesús:

·         Que Jesús es el Hijo de Dios.

·         Que Jesús es Dios hecho hombre.

·         Que Jesús puede ser nuestro amigo.

·         Que Jesús tiene el poder de hacer milagros.

·         Que Jesús es el agua que nos purifica y el vino que nos da gozo.

Para reflexionar y meditar:

·         ¿Eres amigo de Jesús? Si es así; ¿Cómo es tu amistad con Jesús? ¿Con que frecuencia hablas con Dios? Cuando hablas con Dios, ¿Eres genuino y espontáneo?

·         ¿Aprovechas los momentos casuales, como fiestas bodas, cumpleaños, “parking con amigos”, pijamadas, salidas al cine o al centro comercial, los viajes turísticos, como una oportunidad para reflejar a Jesús en tu vida?

·         ¿Entiendes que el discipulado no se limita a una clase, en un salón cerrado, en una iglesia? ¿Entiendes que el discipulado es un estilo de vida, donde compartes a Jesús de forma natural en cada momento y cada ocasión?

·         ¿Entiendes que tu discípulo necesita ver a Jesús, en tus relaciones académicas, laborales, familiares, y sociales y que para eso necesita compartir estos momentos donde tú puedas ser ejemplo y modelo?

·         ¿Entiendes que Jesús puede purificarte y limpiarte de toda maldad si le pides perdón? ¿Entiendes que Jesús es el que te puede dar el gozo que tu alma necesita?

 


jueves, 11 de junio de 2020

Jesús llama a Felipe y Natanael

Pasaje: Juan 1:43-51.
Título: Jesús llama a Felipe y Natanael


¿Cómo subir al cielo? ¿Quieres saber cómo llegar al cielo? En este estudio, se revelará un gran misterio, donde descubrirás cómo alcanzar el cielo.

Desde la antigüedad, el ser humano ha soñado y ha intentado alcanzar el cielo. Este anhelo en el hombre, lo encontramos en diferentes civilizaciones a lo largo de la historia, hasta nuestros días.
El ser humano, está diseñado para vivir en la tierra, sin embargo, por alguna razón, en su corazón, está el anhelo de ir por algo más, el deseo de transcender, de escalar, de subir de nivel y en parte, éstas pueden ser algunas de las motivaciones para no querer conformarse con su morada actual que es la tierra y querer alcanzar algo superior. Sean cuales sean las motivaciones para subir al cielo, debemos destacar que entre ellas encontramos buenas y malas motivaciones, veamos:
En Génesis, se narra, que antiguamente, todos los pobladores de la tierra compartían una sola lengua en común, lo que les permitía poder comunicarse y coordinarse para emprender grandes proyectos. También, encontramos el relato de un hombre que llevaba por nombre Nimrod; éste fue el primer poderoso de la tierra. Su reino comenzó en Babel, tierra de Sinar. Curiosamente, fue en este mismo lugar donde, posiblemente, bajo la dirección de Nimrod, los antiguos pobladores de la tierra acordaron entre ellos edificar una ciudad y una torre cuya cúspide llegara al cielo.
¿Por qué quería el ser humano edificar una ciudad y una torre que llegara al cielo? ¿Qué pretendía alcanzar?  ¿Cuáles eran sus motivaciones? En este caso, lo que había detrás de esta tarea era: soberbia, orgullo, obstinación, un deseo por dominar; no solo la tierra sino también en los cielos. Era el deseo de Satanás implantado en el corazón del hombre, por dominar sobre los cielos. Tanto era su obstinación, que Dios tuvo, que detenerlos confundiendo sus lenguas para que no pudieran seguir comunicándose y coordinándose para la tarea que habían emprendido, porque estaban decididos a realizarla y no parar hasta conseguirlo;  de esta manera, Dios los detuvo y los esparció. Pero, en la misma medida que el ser humano fue esparcido, así mismo, mantuvo su deseo por alcanzar el cielo.
Desde entonces, se han realizado esfuerzos para alcanzar el cielo. La historia, probablemente todos la conocen, y se sabe, que hoy en día el ser humano, ha construido paracaídas,  globos aerostáticos, zepelines,  helicópteros y aviones, que representa un gran progreso y una gran solución a las limitaciones de transporte a gran escala y a grandes distancias en poco tiempo.
Sin embargo, el deseo del ser humano, por alcanzar las alturas no se queda allí; ya que hoy en día, el hombre está construyendo naves espaciales y satélites, en un esfuerzo por alcanzar alturas que transciendan el cielo visible al ojo humano, hasta el espacio exterior. Y todo parece indicar, que llegar al espacio exterior no es su meta final, sino transcender los límites del espacio e ir más allá. ¿Para encontrar qué? ¿Para buscar qué? o ¿alcanzar a quién?
Lo cierto es, que se sabe, que la morada de Dios está en los cielos, y ya sea consciente o inconscientemente, todos los seres humanos, necesitan habitar en la presencia de Dios; de allí, su necesidad de buscar a Dios donde quiera que se encuentre. Algunos buscan a Dios con una actitud humilde, y otros lo buscan con soberbia y orgullo; para bien o para mal, todos tienen el deseo de alcanzar el cielo.
Ahora conocerás, la historia de alguien que vivió en la tierra hace dos mil años, y que reveló a sus discípulos el misterio de cómo subir al cielo, y alcanzar a Dios. Ésta es la historia de Jesús. Veamos:
Cerca del rio Jordán, había un hombre llamado Juan el Bautista, quien tenía muchos seguidores; éste daba testimonio de que Jesús era el Cordero de Dios y el Hijo de Dios. Dos de los seguidores de Juan, le escucharon dar testimonio acerca de Jesús, y decidieron comenzar a seguir a Jesús para ser sus discípulos. Uno de estos discípulos era Andrés, y el otro era Juan el discípulo amado. Luego Andrés, trajo a su hermano Simón Pedro. Y estos fueron los primeros tres discípulos de Jesús. 
“El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.  Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro”. (Juan 1:43-44).
Debemos notar, que el primer encuentro de Jesús con Andrés y Juan, se dio porque ellos escucharon a Juan el Bautista hablar acerca de Jesús. También observamos, que el encuentro de Jesús con Pedro, se dio porque Andrés le habló a su hermano acerca de Jesús. Pero, en el encuentro de Jesús con Felipe, Jesús es quien encontró y llamo directamente a Felipe. De esta forma, aprendemos que Dios tiene muchas formas diferentes para encontrarse con los llamados.
Podemos resaltar, que los discípulos también tenían algún tipo de afinidad: Andrés y Pedro eran hermanos, éstos dos eran pescadores al igual que Juan, y Felipe era de la misma ciudad que Andrés y Pedro. Jesús consideró todos estos aspectos al momento de escoger a sus discípulos.
Continuemos:
“Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José de Nazaret.  Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.” (Juan 1:45-46).
Después que Felipe encontró a Natanael, le dijo que habían encontrado al Mesías, prometido por Dios, y declaró que este Jesús era el Mesías. Y vemos que la respuesta de Felipe parece hasta un poco sarcástica  “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”. ¿Por qué dijo esto Felipe?
Para entenderlo, necesitamos entender el contexto de Felipe y Natanael. Ambos se destacan por ser conocedores de las escrituras, conocían muy bien la ley  y los profetas.
Conocían las profecías acerca del Mesías, y Natanael sabía que en el Antiguo Testamento no se menciona ni una sola vez el pueblo de Nazaret. Por lo cual, se muestra escéptico al escuchar que Jesús de Nazaret era el Mesías. Se piensa además, que Nazaret era un pueblo muy pequeño,  recién surgido, y de muy poca relevancia profética para los judíos. Esto le da sentido a la pregunta de Natanael. Jesús se crió y pasó la mayor parte de su vida en Nazaret, por lo cual era conocido como Jesús de Nazaret. Pero los discípulos hasta ese momento no conocían a Jesús. No sabían que realmente él había nacido en Belén, de donde se había profetizado que nacería el Mesías.
Natanael no podía creer que el Mesías fuera de Nazaret, y Felipe no podría demostrárselo con las Escrituras. Entonces, ¿Cómo le demuestra Felipe a Natanael que Jesús es el Mesías?: Con una invitación, “ven y ve”, conócelo tú mismo y convéncete. Felipe, siguió a Jesús tan pronto Él le dijo: “Sígueme”. En cambio, a Natanael le cuesta creer que Jesús era el Mesías. Esto nos enseña, que encontraremos personas que necesitan más que palabras para creer en Jesús, a esas personas podemos decirles: “ven y ve”, conócelo tú mismo. Compruébalo.
Felipe invitó a Natanael y le dijo: “Ven y ve”. Y eso hizo Natanael. Fue con Felipe donde se encontraba Jesús, para comprobar que Jesús era el Mesías.
Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño”. Le dijo Natanael: “¿De dónde me conoces?” Respondió Jesús y le dijo: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. (Juan 1:47-48)
¿Qué significan estas palabras de Jesús “He aquí un verdadero Israelita en quien no hay engaño”?

Jesús estaba afirmando que Natanael era un verdadero israelita. Esto nos lleva a preguntarnos entonces: ¿Existían israelitas que no eran verdaderos? Así es, el Apóstol Pablo afirmó que  no se le llama judío a quienes vemos en su exterior, sino que los verdaderos judíos son aquellos  que lo son en su interior, de corazón, en espíritu, que su alabanza proviene de Dios. (Rom. 2:28-29) Y esto estaba afirmando Jesús  acerca de Natanael, que él era un israelita verdadero. Además, Jesús afirma que en Natanael, no había engaño, esto quiere decir, que era un hombre realmente sincero y genuino.
A lo que Natanael responde: “¿De dónde me conoces?”. Jesús y Natanael nunca se habían visto, ni compartido. Para poder hacer estas afirmaciones sobre una persona, se necesita haber compartido con ella y  conocerla bien. ¿Cómo Jesús sabía todo esto acerca de Natanael? Esta era la pregunta de Natanael, a lo que Jesús responde: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.
Respondió Natanael y le dijo: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”.  Respondió Jesús y le dijo: “¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás”.  (Juan 1:49-50).
¿Qué fue lo que más impacto a Natanael? Natanael quedó impactado! Jesús no sólo sabía la vida de Natanael y lo que había en su corazón, sino que sabía algo, que nadie más sabia, sino solo él. No había otra explicación para que alguien pudiera saber lo que Natanael estaba haciendo debajo de la higuera, si él estaba solo. Fue cuando Natanael comprendió que el único que podía verlo era Dios mismo, y si Jesús lo vio sin estar físicamente allí, esto le indicaba que su amigo Felipe reconoció en Jesús las cualidades divinas. Lo que lo llevó a expresar: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”.  
Respondió Jesús y le dijo: “¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás”.  (Juan 1: 50).
Lo que Jesús hizo fue algo imposible para cualquier ser humano, lo que Jesús hizo fue sobre natural, Jesús reveló toda la vida de Natanael, su corazón, sus pensamientos, sus motivaciones, sus acciones. ¿Acaso puede haber algo más sorprendente que esto? Jesús declara: “Cosas mayores que estas veras”.
¿Qué? ¿Cosas mayores que estas? ¿Qué podría ser mayor que esto? Jesús nos da la respuesta en el siguiente versículo:
Y le dijo: “De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. (Juan 1:51).
¿Qué significa este misterio tan grande que revela Jesús a sus discípulos? Para ello, debemos entender que Jesús está revelando un misterio del pasado. Veamos:
“Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia”. (Génesis 28:12-13).
¿Qué relación hay entre este sueño de Jacob y las declaraciones de Jesús?
·         ¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que comunica la tierra con el cielo.
·         ¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que nos conecta con Dios.
·         ¡JESÚS ES LA ESCALERA! Que abre un portal en la tierra hacia el cielo.
·         ¡JESÚS ES LA ESCALERA! Por donde los ángeles suben y bajan.
·         ¡JESÚS ES LA ESCALERA! A las bendiciones de los cielos.
Si has llegado hasta aquí, déjame decirte que no tienes idea de las dimensiones espirituales de esta revelación de Dios por medio de la persona de Jesús. Esto es parte de las cosas mayores que verán aquellos que toman su cruz, se niegan a sí mismo, y siguen a Jesús como verdaderos discípulos. Voy a compartirte solo lo que las palabras me permiten expresar, porque esta revelación para comprenderla hay que vivirla.
El ser humano no puede llegar a Dios, primero por el pecado, y segundo porque hay una separación abismal tanto física como espiritual. El ser humano se encuentra limitado en la tierra; hay tres cielos que lo separan de la manifestación gloriosa de  la presencia de nuestro Dios Altísimo en los cielos, el primer cielo que es el cielo visible, el segundo cielo que es el espacio exterior, y el tercer cielo que es donde moran Dios y sus ángeles. Esta dimensión es inaccesible para los seres humanos.
Pero a través de Jesús La Escalera, cuando un hijo de Dios ora, adora en Espíritu y en Verdad y busca a Dios de todo corazón en intimidad, en el espíritu es llevado a la presencia de Dios en los cielos, pasa por los atrios, entra en el templo, hasta llegar al lugar Santísimo de la presencia de Dios en los cielos. Y cuando esto ocurre, a través de Jesús por fe nos conectamos con Dios, se abren las ventanas de los cielos, las bendiciones de los cielos son derramadas a través de Jesús y los ángeles de Dios bajan y suben para traernos bendición de Dios. Jesús reveló al corazón de Natanael, así como también puede revelarlo al tuyo, pero lo que es MUCHO MÁS IMPORTANTE: JESÚS ESTÁ REVELANDO EL CORAZON DE DIOS.
Natanael reconoció a Jesús como su Maestro, reconoció  que Jesús es el Hijo de Dios y que Jesús es el Rey de Israel. Esta es la segunda ocasión, en la que un discípulo declara que Jesús es el hijo de Dios, después de Juan el Bautista.
Por último, Felipe y Natanael, eran brillantes, pero no habían sido reconocidos por un maestro de la ley para recibirlos como discípulos. Así que, no tenían muchas oportunidades de crecimiento. Pero, Jesús se fijó en ellos, y les dio la oportunidad de ser parte de sus discípulos. Jesús le dio propósito a sus vidas. Así como se lo puede dar a la tuya si hoy  crees en Jesús como el Hijo de Dios,  y lo recibes  como tu Señor y Salvador. Y decides seguirle como un verdadero Discípulo. Hoy Jesús te dice:SIGUEME Y COSAS MAYORES QUE ESTAS VERAS” ¿Qué harás?
Un discípulo de Jesús, que se llama José Gilberto Lozano Rangel comprendió este misterio y compuso una canción que se titula: “Hay que subir al cielo”, la cual te recomiendo que escuches en este momento a continuación:

Esto nos enseña acerca de Jesús:
·         Que Jesús es el Hijo de Dios.
·         Que Jesús es el Rey de Israel.
·         Que Jesús es La Escalera.
Para reflexionar y meditar:
·         ¿He creído y recibido a Jesús como tu Señor y Salvador personal?
·         ¿Cómo debe ser mi comportamiento ahora que entiendo que Jesús me conoce y lo sabe todo de mí?
·         ¿Estoy siguiendo a Jesús? ¿Soy un verdadero discípulo de Jesús?
·         ¿Estoy teniendo una relación íntima con Dios a través de Jesús?
Promesas de Dios: Una vez que conozcamos a Dios y comprendamos sus palabras, Él nos sorprenderá mostrándonos cosas mayores (Juan 1:49). Y si clamamos a Él, también nos enseñará cosas grandes y ocultas que no conocemos (Jeremías 33:3).  Y como está escrito: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. (1 Corintios 2:9).
Si has recibido y has creído en Jesús como el Señor y Salvador de tu vida, a continuación te compartiré algunos consejos y recomendaciones para subir al cielo y tener un encuentro íntimo con Dios en el siguiente vídeo:



Si después de leer este estudio, y si has tenido un tiempo en la presencia de Dios en Adoración, por favor cuéntanos tu experiencia en los comentarios.